Fístula Anorectal

Una fístula ano-rectal generalmente es el resultado de un absceso previo, y consiste en un pequeño túnel que conecta una glándula anal con la piel de las nalgas por fuera del ano. El absceso se origina en esa glándula.

¿Qué causa una fístula?
Cuando se ha drenado un absceso, o se rompe espontáneamente, puede persistir un túnel que conecta la glándula anal en la cual se originó el absceso con la piel. Como consecuencia puede quedar drenaje de pus del orificio externo del túnel y cuando el orificio externo cicatriza espontáneamente, se vuelve a producir el absceso. Este fenómeno puede repetirse varias veces y solo se corregirá con la cirugía adecuada.

¿Cómo se trata una fístula?
La cirugía es siempre necesaria para cuarar una fístula anal. Generalmente ésta es muy simple y se realiza en forma ambulatoria. Existe la posibilidad de complicaciones, por lo que se recomienda que sea realizada por un cirujano experto en estos problemas.
Aunque es posible realizar simultáneamente la cirugía y el drenaje del absceso, esto no es recomendable en la mayoría de los pacientes, porque se aumenta la posibilidad de complicaciones.
La cirugía consiste en cortar la piel y el músculo que cubre el túnel. Usualmente las molestias que ocasiona son mínimas e incapacitan poco.
A veces, como parte del tratamiento, el cirujano debe dejar una tira delgada de caucho pasando a través del túnel; esto se hace en vez del corte y en pacientes con fístulas profundas produce mejores resultados.

¿Cuáles deben ser los cuidados después de la cirugía?
Se recomiendan baños de asiento con agua tibia, tres o cuatro veces al día. El área debe ser sumergida en el agua a la que no es necesario agregarle nada para obtener el efecto deseado.
El paciente debe iniciar una dieta con suplemento de fibra; además es conveniente colocar una gasa o apósito delgado, removible, sobre el área anal para recoger las secreciones que se van a presentar durante algún tiempo después de la cirugía; éstas pueden ser amarillentas y a veces pueden ser de olor fuerte.
El paso de la materia fecal no es doloroso, no afecta la cicatrización de la herida ni aumenta el riesgo de infección.